El rojo fue desde muy temprano en la historia un color asociado a la batalla y la revuelta, se dice que Espartaco se envolvía en una túnica roja para celebrar las victorias de las rebeliones esclavas; pero su carga simbólica definitiva llegará en la época moderna, como estandarte de la revolución de los proletarios.

La historia de los esclavos, de los plebeyos, de los siervos, es decir, de los oprimidos de la humanidad, es una historia escrita en tinta roja.

El rojo representaba la voluntad de los "sans-culottes" de profundizar en la revolución iniciada en 1789, de desplegar enteramente los anhelos despertados con la Toma de la Bastilla, costase lo que costase. Desde 1848, la clase obrera moderna asomaba su perfil propio en la historia pero aún sin doctrina independiente, sin ser una fuerza organizada. Con la proclamación de la Segunda República Francesa los obreros exigieron que el rojo se convirtiera en enseña nacional, pero la bandera elegida fue la tricolor, como quedó inmortalizado en el cuadro de Henri Felix Emmanuel Philippoteaux: retrato sublime de una escisión que no tenía vuelta atrás.
El color rojo sangre representa tanto la miseria del trabajo, como la abnegación combativa de la fuerza del trabajo puesta en pie. Están por escribirse las mejores páginas en tinta roja. De ahí nuestro nombre.
Muchos de nuestros lectores estarán de acuerdo con Alberto Sánchez, escultor de la Escuela de Vallecas: "el pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella". En 1937 y ahora, en 2024, los trabajadores y trabajadoras deben recorrer un camino propio e independiente que conduce a una estrella. Con cada publicación pretendemos acercar esa estrella, ese horizonte, ese futuro y es, precisamente, de la obra de Alberto Sánchez de donde tomamos nuestro logo. La estrella con la que culmina la escultura que en 1937 se instaló por primera vez en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París.
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Hace cien años comienza en España una tradición del libro obrero que inauguraron Ediciones Oriente y Cenit. Esta última, hasta unos meses antes de la guerra, llegó a publicar más de 200 títulos jugando un papel central en la difusión del pensamiento proletario. Hacia los 30 nacen dos editoriales de amplio valor para la historiografía del libro obrero: Ediciones Europa-América y Editorial Mundo Obrero, del Partido Comunista. Durante la dictadura no cesó la labor editorial. Desde el exterior llegaban las publicaciones de Colección Ebro mientras que en el interior circulaban las de Colección Orbe, Artiach y Ayuso. En estos nuevos tiempos, Tinta Roja recupera el espíritu de todas ellas y promete continuar una labor editorial tremendamente consciente y profundamente militante.